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15/Feb/2012
Lo Que Nunca Viste

La combustión humana espontánea.

Casos inquietantes.

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Es un tema que se considera entre los más extraños, ya por lo general bastante insólito en el mundo del misterio: la combustion humana espontanea. Por combustión humana espontánea SHC del inglés Spontaneous Human Combustion se entienden los casos en los que una persona de forma repentina arde hasta la incineración sin que haya habido, en apariencia, causas exteriores.
En 1725 se registra el primer caso, era una mujer llamada Nicole Millet. En un principio, se le imputó al marido la responsabilidad del suceso. Sin embargo, la audaz defensa se basó en una hipótesis acaso no tan fantasiosa: la mujer había ardido de suyo, convirtiéndose en pira humana sin motivo conocido.
Las pruebas se basaban en un detalle curioso: ni la silla donde se encontraba ni el suelo en derredor mostraban signos de que se hubiese producido un incendio.
Los presuntos casos de combustión humana espontánea no se quedaron ahí. De hecho, el siglo XX es fértil en tales.
El 2 de julio de 1951, en St. Petersburg, Florida, los restos de la sexagenaria Mardy Hardy Reeser fueron descubiertos por su casera. De la señora Reeser quedaban apenas el cráneo miniaturizado, un par de vértebras y el pie izquierdo. Lo demás, cenizas. Asimismo, las paredes estaban como barnizadas por una especie de sustancia aceitosa y grasienta.
Lo sorprendente de estos casos es que los incendios apenas hubían afectado al resto del cuarto, circunscribiéndose a un contorno preciso y delimitado.
Uno de los últimos episodios, en fin, sucedió en Gales, en 1980. La víctima se llamaba Henry Thomas, de 72. Se encontraron los dos pies y trozos del cráneo.
En la mayoría de las muertes, la explicación oficial se resumía en incendios involuntarios causados accidentalmente, por ejemplo mediante cigarrillos no apagados correctamente. Que las víctimas fuesen todas de avanzada edad, por consiguiente más sujetas a descuidos y menos capaces de reacción, parecería corroborar la teorias para la combustion humana espontanea
Sin embargo quemar un cuerpo de modo que se vea convertido en ceniza no es tan sencillo. Efectivamente, se necesitan los rigores del mismo infierno para que de los huesos no quede sino carbonilla, temperaturas en todo caso muy superiores a los mil grados centígrados. ¿De qué manera una colilla caída sobre un tejido podría convertirse en semejante deflagración.

Fecha
15/Feb/2012
Etiquetas
combustion humana espontanea incendio cenizas
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