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07/Ene/2013
El mito del Minotauro
Lo Que Nunca Viste
Mitad humano y mitad toro.
Los hijos del Rey Minos, fueron, Ariadna, Fedra, Glauco, Catreo y Androgeo, este último era precisamente el favorito del monarca puesto que era un joven atleta capaz de vencer a cualquier rival que se le opusiera. Pero la desgracia llegó a la corte del Rey Minos cuando, tras unos importantes juegos en honor a la diosa Atenea, diosa de la sabiduría, Andrógeno que resultó vencedor, cayó muerto al no soportar su victoria bajo la ira del pueblo de Atenas. Cuando Minos se enteró, la furia y el dolor se apoderaron de él y juró vengarse de todo ateniense que hubiera sobre la faz de la Tierra; y ordenó a su ejército partir hacia la ciudad y ponerla bajo su control a cualquier precio.
En uso de su nuevo poder estableció una serie de terribles leyes para Atenas, entre las cuales destacaba por su crueldad la de que anualmente, y por un periodo de nueve años, siete jóvenes varones y siete jóvenes doncellas debían ser enviadas hasta Creta para ser introducidas en el laberinto situado en Knossos en el cual eran ofrecidos para morir devorados por un ser que era mitad humano y mitad toro, el Minotauro, nacido de la unión entre Pasifae y un toro blanco. El joven Teseo, que era hijo del por entonces Rey de Atenas Egeo, transcurridos tres años sintió que debía de hacer algo al respecto y que tenía que poner fin a tanta crueldad sobre su pueblo; entonces se ofreció para entrar en el laberinto, esperando darle muerte y liberar a cualquier ateniense que se encontrase aún en su interior. Ariadna, hija de Minos, impresionada por el porte y el valor de Teseo, se propuso ayudarlo, aprovechando un momento en que se encontraban a salvo de ojos y oídos ajenos, la joven puso en la mano del aguerrido principe un ovillo de hilo de oro y un puñal y, pidiendolo que llevara ambos objetos ocultos bajo sus ropas, le rogó que los utilizara y que confiara en ella. Teseo entró en el laberinto y caminó despacio mientras con cuidado desenrollaba el hilo que le había entregado la bella Ariadna que se encontraba sostenióndolo desde el exterior, cuando se encontró ante el Minotauro se enfrentó a semejante bestia valerosamente y empujando el arma que llevaba escondida, consiguió darle muerte; Después de liberar a los atenienses que aún quedaban con vida dentro del laberinto, salió como vencedor. Solo le quedaba regresar a Atenas desplegando las velas blancas de su embarcación, tal y como le había pedido Egeo su padre
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07/Ene/2013
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Etiquetas |
mito Minotauro Minos Teseo Egeo crueldad laberinto hilo de oro puñal
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