Los hielos penitentes son uno de los fenómenos naturales más maravillosos que existen, se encuentra en Mendoza, Argentina.
Recorrerlos da la sensación de estar recorriendo un bosque hecho a partir de árboles de hielo.
Descritos por Darwin en 1839 durante su travesía a través del mundo en el Beagle, los mismos son formaciones naturales de hielo comprimido cuyos vértices apuntan hacia el mismo lado, dando esa ilusión de ser un bosque de hielo y su tamaño varia desde pocos centímetros hasta, en oportunidades, más de cuatro metros. Durante mucho tiempo se creyó que su formación era exclusivamente producto del accionar de los fuertes vientos andinos, sin embargo, hoy día se cree que los mismos se deben a una combinación de fenómenos climáticos y orográficos.
Una columna de hielo que crece desde la superficie del mar hasta el fondo, se extiende en telaraña y mata por congelación todo lo que encuentra a su paso.
Lo Que Nunca Viste